«El Monte Saint-Michel y su bahía» son dos entidades indisolubles y naturalmente unidas, como atestigua su inclusión en 1979 en el Patrimonio Mundial de la Humanidad.
La bahía del Mont-Saint-Michel, en la frontera entre Normandía y Bretaña, no siempre ha estado bañada por el mar. Hace unos 15 000 años, la Mancha no existía y la bahía estaba recubierta de hielo.
Al final del periodo glaciar, hace unos 8000 años, el mar avanzó lentamente hacia la bahía y el Mont-Tombe se convirtió en una isla. Pero no es el único montículo rocoso de la bahía: al norte del Mont se encuentra Tombelaine y al oeste el Mont-Dol. ¡Estos tres macizos graníticos tienen 525 millones de años! Al sur, la bahía está ensartada de salinas, vastas extensiones de pastizales que quedan cubiertas durante las grandes mareas; pasados los diques, los pólderes dibujan un paisaje dedicado a la agricultura.
Las salinas - Fotografía: Colombe Clier / CMN
En el Mont-Saint-Michel se puede presenciar el extraordinario espectáculo de las mareas más grandes de Europa. Aislado del continente, rodeado por tierras movedizas, a menudo cubierto bajo el embrujo de la bruma que cae sin avisar, el Monte permanece resguardado, mientras que la bahía es recorrida dos veces al día por la marea. Durante las grandes mareas equinocciales, el mar puede retirarse al fondo de la bahía... ¡hasta 18 kilómetros!
Entonces se puede apreciar desde la terraza oeste de la abadía el fenómeno del macareo, onda de choque originada por la marea montante; es el momento de disfrutar de la impresionante panorámica de toda la bahía y de las visitas organizadas especialmente para la ocasión.
Bahía del Mont-Saint-Michel e islote de Tombelaine vistos desde la iglesia abacial
Fotografía: Philippe Berthé / CMN
Además de su carácter único y de sus impresionantes mareas, la bahía del Mont-Saint-Michel alberga múltiples tesoros. Gracias a su zona entre mareas (preplaya), cuando se retira el mar la bahía se convierte en una reserva natural para miles de aves. Se trata además de un espacio único para descubrir una fauna y una flora particulares... Por todo ello el lugar fue incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco en 1979.
El restablecimiento del carácter marítimo del Mont-Saint-Michel, un proyecto con vocación sostenible cuyos estudios se iniciaron en 1995 y cuyas obras comenzaron en 2005, se finalizó en el año 2015. Tras la eliminación del dique-carretera edificado en 1878, no había nada que frenara el avance del Couesnon hacia la bahía. La construcción de una presa y la apertura de una pasarela-puente que une el Mont-Saint-Michel con el continente le devuelven su insularidad veinte días al año.
El Mont-Saint-Michel y la maquinaria de encargada de demoler el dique-carretera.
Fotografía: Colombe Clier / Centre des monuments nationaux
El (re)descubrimiento del Monte y de su abadía dominando la bahía se puede ahora vivir como una auténtica experiencia sensorial entre cielo, tierra y mar.
La abadía del Mont-Saint-Michel - Fotografía: Franck Badaire / CMN
Antaño amenazado por la sedimentación, desnaturalizado por los centenares de vehículos se estacionados a sus pies, el Mont-Saint-Michel, recupera ahora todo su poder natural y el espíritu del lugar elegido por los constructores primigenios de la abadía.