A principios del siglo VIII, sobre una indómita y salvaje roca, el culto al arcángel Miguel da lugar a un gran peregrinaje que originaría el desarrollo de la abadía.
El culto a San Miguel remonta al siglo V en Occidente. En Italia, el Monte Gargano es un lugar de culto micaélico reconocido desde finales de la Antigüedad, antes incluso de que el culto al arcángel se extendiera por todo el Occidente medieval.
Miguel, jefe de la milicia celestial, tiene un papel destacado en la Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento de la Biblia. Este texto relata el combate de Miguel contra el demonio, representado en forma de dragón. Ayudado por sus ángeles, San Miguel logra vencer a la bestia, que se precipita por el abismo.
San Miguel venciendo al dragón - Panel figurado B7 del rosetón oeste de la Sainte-Chapelle de París.
Fotografía: © Patrick Cadet / Centre des monuments nationaux
El arcángel simboliza la supremacía del Bien sobre el Mal. La iconografía medieval lo suele representar blandiendo una espada o una lanza, con el dragón vencido a sus pies. San Miguel se representa asimismo como psicostasis o psicopompo, es decir, el encargado de pesar las almas en el Juicio Final y conducirlas al Paraíso.
Según la Revelatio ecclesiae sancti michaelis, el texto más antiguo que describe los orígenes del Mont-Saint-Michel, la primera fundación de la abadía se remonta al año 708. Se considera esta fecha como la de la edificación por parte de Aubert, obispo de Avranches, de un primer santuario dedicado al arcángel Miguel sobre el Mont-Tombe, actual Mont-Saint-Michel. Según cuenta la leyenda, el arcángel se apareció en sueños a Aubert hasta en tres ocasiones instándolo a levantar un santuario en su nombre.
Se dice incluso que el arcángel, en su tercera aparición, llegó a perforar con su dedo el cráneo de Aubert para que realizara la obra. Aubert envió a mensajeros al Monte Gargano de Italia para que trajeran a Mont-Tombe las reliquias del arcángel. Una vez terminado, se pudo dedicar el santuario a San Miguel el 16 de octubre del año 709.
El arcángel San Miguel de la abadía del Mont-Saint-Michel
Fotografía: DR / Centre des monuments nationaux
Hacia el año 1000, la popularidad del Mont-Saint-Michel no deja de aumentar. Con varias construcciones se amplía el santuario original para albergar a los peregrinos, cada vez más numerosos. En esta época se edifica asimismo la iglesia Notre-Dame-Sous-Terre, conservada bajo la nave del actual monumento; hoy en día es la parte más antigua abierta al público para visitas-conferencia.
Abadía del Mont-Saint-Michel, iglesia prerrománica Notre-Dame-sous-Terre, nave sur
Fotografía: © Étienne Revault / Centre des monuments nationaux
Tras la creación del ducado de Normandía en 911, la abadía del Mont-Saint-Michel se convierte en un enclave estratégico. En 966, el duque de Normandía Ricardo I instala allí unacomunidad de monjes benedictinos que siguen la regla de San Benedicto. Los monjes permanecerán en el Monte durante más de ocho siglos, periodo durante el cual la abadía no deja de evolucionar.
La reliquia del «jefe de san Aubert», un cráneo perforado con un agujero, se puede ver actualmente en el tesoro de la iglesia Saint-Gervais de Avranches.