Un patrimonio reinventado

La abadía del Mont-Saint-Michel es por tanto una obra continua, desde las primeras construcciones hasta las últimas restauraciones contemporáneas. Cada época y cada contratista dejan una huella legible en cada parte de este monumento rico y complejo. 

Abadía del Mont-Saint-Michel: claustro y flecha. 
Fotografía: Franck Badaire / Centre des monuments nationaux

 

Como en toda Francia, la Revolución acarrea profundos cambios. El Mont-Saint-Michel, que ya había cumplido distintas misiones, se adapta entonces a los nuevos usos. En 1791, el Monte, que ya no era militar, dice adiós a los últimos monjes benedictinos. La abadía pasa a ser propiedad del Estado, quien, aprovechando la insularidad del lugar, la convierte en cárcel, donde se encerrarán a presos hasta en 1863. Los edificios no son apenas mantenidos durante este periodo y se deterioran gravemente.

 

Poterna de la Avancée - Fotografía: Colombe Clier / CMN

  

La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por ser un periodo de importantes restauraciones. La emergencia de la noción de patrimonio y la evolución de la doctrina sobre los monumentos históricos contribuirá a preservar y conservar la abadía, y hasta a reinterpretar el monumento. En 1874, pocos años después del cierre de la prisión acaecido en 1863, la abadía es declarada Monumento Histórico.

Desde entonces numerosos son los arquitectos que se sucederán en el Monte. Edouard Corroyer efectúa los primeros estudios y lleva a cabo múltiples trabajos de reconstrucción y de consolidación. Hacia 1890, Victor Petitgrand realiza la flecha neogótica, coronada en 1897 con una estatua del arcángel San Miguel, obras de Emmanuel Frémiet.

 

"Abbaye du Mont St Michel. Flèche de la tour centrale"
Petitgrand, Victor Louis (1841-1898)
Reproducción: Patrick Cadet / CMN

 

El inicio del siglo XX está marcado por la figura de Paul Gout, nuevo arquitecto jefe de los monumentos históricos, que interviene en múltiples lugares del monumento y escribe una importante monografía. Otro arquitecto que marca la historia del monumento es Yves-Marie Froidevaux. Su labor en los años 1960 se centra principalmente en la iglesia prerrománica Notre-Dame-sous-Terre. También le debemos la restitución contemporánea del jardín del claustro. A finales del siglo XX el arquitecto Pierre-André Lablaude restaura la flecha y en 1987 se desmonta por primera vez el arcángel para su restauración.

Esta espectacular operación es repetida a principios del año 2016 en el marco de la adecuación a las normas pararrayos bajo la dirección de François Jeanneau,  arquitecto jefe de los monumentos históricos responsable del Mont-Saint-Michel. Irrepetible, auténtico icono del patrimonio francés de renombre internacional, el conjunto del Mont-Saint-Michel y su abadía se ha ido por tanto construyendo a lo largo de los siglos hasta fijar su silueta en el cambiante paisaje de la bahía.

 

Vídeo de la recolocación del arcángel en la punta de la abadía el 26 de mayo de 2016.

 

  

Desde 1979, «El Monte Saint-Michel y su bahía» figura en la lista delPatrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco. El 16 de noviembre de 1972, la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural congregó a 190 Estados miembros. Esta convención ratificada por Francia promueve la protección de la naturaleza y la preservación de los bienes culturales.

En 1998, una segunda inscripción en la lista de «Caminos de Santiago de Compostela en Francia» respalda el lugar del Mont-Saint-Michel entre los grandes itinerarios del Occidente cristiano: a la vez destino y etapa de los peregrinos. Según los principios de la Convención, el patrimonio es considerado universal y su protección incumbe a toda la humanidad para la transmisión a las generaciones futuras. 

 

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La historia de la abadía

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